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La producción de café en Tailandia ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, y en particular, se destacan las regiones de Pha Lung, Nan y Doi Inthanon como algunas de las principales zonas cafetaleras del país. Estos lugares no solo ofrecen condiciones climáticas favorables, sino también una rica historia y tradición en la producción de café.

Pha Lung, ubicado en la provincia de Chiang Rai, es conocido por ser el lugar de origen de la variedad de café Arábica en Tailandia. Esta región montañosa ofrece un clima fresco y suelo fértil, condiciones ideales para el cultivo de café de alta calidad. Los agricultores de Pha Lung han perfeccionado sus técnicas de cultivo durante generaciones, y su experiencia se refleja en la calidad excepcional de los granos de café que producen. El café de Pha Lung se caracteriza por su sabor suave, notas florales y un aroma distintivo.

Nan, una provincia montañosa en el norte de Tailandia, es otra región destacada en la producción de café. Aquí, los cafetales se extienden a lo largo de las colinas y valles, aprovechando la altitud y el clima fresco. Los agricultores de Nan cultivan principalmente la variedad de café Robusta, conocida por su sabor más fuerte y cuerpo completo. El café de Nan se aprecia por su carácter audaz, con notas de chocolate y nueces, y es ampliamente utilizado en mezclas de café y como base para bebidas con café.

Doi Inthanon, el punto más alto de Tailandia, es famoso tanto por su impresionante paisaje montañoso como por su producción de café de alta calidad. La región disfruta de un clima fresco y una abundante precipitación, lo que contribuye a la madurez y el sabor excepcionales de los granos de café. Los agricultores de Doi Inthanon se dedican principalmente al cultivo de café Arábica, y se enorgullecen de producir café gourmet de clase mundial. Los granos de café de Doi Inthanon exhiben una complejidad de sabores, con notas frutales y cítricas, acidez equilibrada y un regusto limpio.

La producción de café en estas regiones tailandesas no solo se ha centrado en la calidad, sino también en la sostenibilidad y el comercio justo. Muchos agricultores han adoptado prácticas agrícolas orgánicas y métodos de cultivo sostenibles para preservar el medio ambiente y garantizar la salud del suelo. Además, varios programas de comercio justo y cooperativas han surgido para asegurar que los agricultores reciban precios justos por sus productos y tengan condiciones de trabajo adecuadas.