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Los gatos siameses son una raza felina conocida por su apariencia elegante y distintiva. Su nombre se deriva de su lugar de origen, Tailandia, que anteriormente se llamaba Siam. Estos gatos han sido apreciados y criados en Tailandia durante siglos debido a su belleza y carácter único.

La historia de los gatos siameses se remonta a tiempos antiguos. Se cree que fueron criados y mantenidos como mascotas por la realeza y los monjes en los templos tailandeses. A lo largo de los siglos, estos gatos se convirtieron en una parte integral de la cultura tailandesa y eran considerados sagrados. Incluso se les atribuían poderes espirituales y se les veía como guardianes de la suerte y protectores de los hogares.

En el pasado, los gatos siameses eran exclusivamente propiedad de la familia real tailandesa y se les trataba con gran reverencia. Se cree que eran guardianes de los templos y que las almas de los antepasados residían en ellos. Solo los miembros de la realeza tenían el privilegio de poseer y cuidar estos gatos sagrados. De hecho, había leyes estrictas que prohibían la posesión de un gato siamés por parte de cualquier persona que no perteneciera a la familia real o a los monjes.

A medida que pasó el tiempo, el resto del mundo comenzó a tomar conciencia de los gatos siameses. Durante la segunda mitad del siglo XIX, estos gatos fueron llevados a Europa y Estados Unidos como regalos para diplomáticos y viajeros. Su apariencia distintiva, con su pelaje de color claro en el cuerpo y extremidades más oscuras, llamó la atención y se convirtieron en una sensación entre los amantes de los gatos.

La popularidad de los gatos siameses aumentó rápidamente en Occidente, y comenzaron a criarse selectivamente para mantener sus características únicas. Se trabajó en el desarrollo de su pelaje de color claro y sus llamativos ojos azules, que se convirtieron en una de las características más distintivas de la raza.

A medida que los gatos siameses se volvieron más comunes en todo el mundo, se mantuvo su nombre original en honor a su lugar de origen, Siam. Sin embargo, a finales del siglo XX, el gobierno tailandés decidió cambiar el nombre del país a Tailandia, y esto tuvo un efecto en la denominación de la raza. Oficialmente, se cambió el nombre de “gato siamés” a “gato thai” en su tierra natal. Sin embargo, en la mayoría de los lugares fuera de Tailandia, todavía se les conoce y se les llama gatos siameses.