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Dado mi interés natural por la sociología/antropología, la política tailandesa me causa cierta curiosidad. Por un lado, la economía política del desarrollo y por otro las políticas de identidad. Este artículo va más sobre políticas de desarrollo, sobre la trayectoria histórica de las políticas de precios del arroz en Tailandia, cómo surgieron algunas de ellas y cómo moldearon la vida de los agricultores.

Mi interés se focaliza en la zona de Isan, al noreste de Tailandia. Mi mujer es de allí y su familia se ha dedicado al cultivo de arroz desde hace muchos años. Así es como inició parte de mi interés en el cultivo de arroz y de las intervenciones del gobierno en la vida de los agricultores.

Uno puede pensar en los agricultores como propietarios de pequeñas empresas. Y sus medios de subsistencia como propietarios de pequeñas empresas están ligados a las instituciones y las políticas que establece el gobierno que les hacen la vida más fácil o difícil. Esto viene a resumir las conclusiones a las que he llegado con mis observaciones.

La importancia del arroz en Tailandia es similar a la que tiene en todo Asia. Es un elemento clave del país, y esto se refleja en Tailandia en sus expresiones diarias, donde el término arroz está vinculado a otros términos, y llega a sustituir al término comida. Por ejemplo, cuando un tailandés pregunta “¿quieres comer?”, realmente dice “¿quieres comer arroz?”. O, en vez de decir “tengo hambre”, muy a menudo las personas dicen “quiero comer arroz”.

Podrás imaginar así cómo el arroz se ha convertido en parte esencial de la vida diaria. También, culturalmente, los festivales están vinculados a los horarios de siembra de arroz. Por ejemplo, la Ceremonia Real de Arado o los Festivales de Cohetes en el noreste de Tailandia, en realidad se centran en la temporada de siembra del arroz.

Como alimento es un componente esencial de muchas recetas. El arroz contribuye aproximadamente al 40% de la ingesta diaria de comida y a un tercio de las proteínas totales para los tailandeses.

Más allá del consumo, la producción de arroz también es una importante fuente de empleo. Alrededor de 3,7 millones de familias cultivan arroz. El arroz en Tailandia y los arrozales representan aproximadamente las tres cuartas partes de toda la tierra cultivable del país. Durante décadas, Tailandia fue el principal país exportador de arroz del mundo y actualmente se sitúa entre los tres principales.

El arroz, aun siendo un solo tipo de cultivo, tiene un gran impacto en la vida de las personas. Por eso no me sorprende que los políticos hayan intentado intervenir el mercado del arroz a lo largo de los años y, especialmente, en las últimas dos décadas.

El caso más notorio de políticas relacionadas con el arroz es el que el gobierno tailandés operó desde 2011 hasta 2014 y que hizo perder al país la primera posición mundial como productor. Este programa se conoció algo así como “préstamos de arroz”, y se ideó para los agricultores de bajos recursos. Dichos agricultores vendían el arroz al gobierno a cambio de un precio garantizado por kilo, normalmente el más bajo en aquel momento. De esta manera, los agricultores pobres podían afrontar pagos durante todo el año.

La “cagada” vino cuando el gobierno de Yingluck fijó el precio del arroz por encima del precio de mercado. Esto hizo que muchísimos agricultores vendieran su arroz al gobierno en vez de a los mercados locales, ya que así ganarían más dinero. En consecuencia, aunque los niveles de ingresos de los agricultores pueden haber mejorado en un sentido macroeconómico, hizo al arroz tailandés perder mucha atención internacional por su alto precio. Y aquí es cuando Tailandia perdió su posición como líder mundial.

Además de esto, muchas familias no obtuvieron el dinero prometido del gobierno y, desesperados e impotentes, han recurrido a obtener préstamos de prestamistas privados a tasas de interés exorbitantes.