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El turismo de lavado de conciencias en Tailandia, más común de lo que pudiese parecer, es una tendencia preocupante en la que participan ambos lados. Por uno, los turistas de países desarrollados que ven al pais receptor como una especie de zoo, y por parte de las atracciones turísticas que busca explotar la conciencia social de los turistas en beneficio propio. Si bien la idea puede parecer loable a primera vista, es importante tratar de entender críticamente sus implicaciones y motivaciones.

En muchos casos, este tipo de turismo se ha convertido en una forma de turismo de “selfie” o “volunturismo”. Los turistas buscan una experiencia superficial en la que pueden tomarse fotos haciendo actividades de voluntariado o participando en proyectos de desarrollo comunitario, sin un compromiso real o un impacto significativo. Esto se traduce en un enfoque egoísta en lugar de una preocupación genuina por el bienestar de las comunidades locales.

Esto, además, al contrario de la intención de muchos, pone en riesgo las comunidades locales en Tailandia, ya que en algunas ocasiones se les explota. Hay empresas turísticas que pueden aprovecharse de la pobreza y la necesidad de las personas para atraer turistas y hacer dinero. En lugar de abordar las causas fundamentales de los problemas, como la pobreza y la desigualdad, el turismo de lavado de conciencias puede perpetuar la dependencia económica de las comunidades locales en el turismo y promover una dinámica de poder desigual.

Todo esto sin dejar de cuestionar que la autenticidad de las experiencias culturales y las actividades de voluntariado puede ser cuestionable en este tipo de turismo. Las actividades se adaptan para satisfacer las expectativas de los turistas, en lugar de respetar y preservar la cultura local. Esto puede llevar a la trivialización de tradiciones y prácticas culturales, convirtiéndolas en meros espectáculos para el entretenimiento de los visitantes.

En lugar de involucrarse en este tipo de turismo, es esencial que los turistas busquen formas más auténticas y significativas de interactuar con las comunidades locales y el entorno natural en Tailandia. Esto implica tomar el tiempo para comprender los problemas y desafíos reales que enfrentan las comunidades, y apoyar iniciativas que busquen un cambio estructural a largo plazo.

Esto sin entrar a debatir sobre los santuarios de elefantes que crecen como champiñones, que eso da para otro artículo.